¿Cómo un uniforme se hace “Fashion”? fue la interrogante que nos planteamos para realizar este proyecto, tal vez partiendo con una idea que teníamos en mente y sin pensar en que esa idea se fortalecería completamente durante el proceso de investigación. La época colegial es uno de los principales períodos para formar nuestra identidad; por un lado tenemos como claro ejemplo a las chicas que tratan de sobresalir más que otras y por el otro están la mayoría de adolescentes que tratan de pertenecer a algún grupo homogéneo, que pasa desapercibido en relación al grupo de chicas populares que mencionamos anteriormente. Muchas veces para conformar estas alianzas, los jóvenes se adoptan a las exigencias del grupo y es aquí donde interviene el hecho de ser o no ser “fashion”. Dentro de un estándar colegial que exige igualdad mediante el uso de uniformes, la manera en que hombres y mujeres buscan darle su toque personal a la vestimenta que les toca utilizar mediante diferentes accesorios, es lo que los convierte en nuestro eje de estudio para lograr comprender cuando un uniforme es “fashion”.
“La moda como un sistema de vestir especial” (Entwistle, 61) es lo que buscan los chicos al usar varios tipos de accesorios como: bufandas, camisetas de otros colores (las mismas que deben ser colores llamativos) zapatos de colores (sin importar las restricciones y reglamentos colegiales sobre el uniforme), bolsos (que nos llamaron mucho la atención porque ahora muy pocos chicos usan mochilas), y el tan restringido uso de maquillaje. Lo que debemos cuestionar es ¿en realidad para que sirven todos estos accesorios? En primer lugar, recordando a la autora Entwistle podemos mencionar el hecho de que debemos presentarnos ante un escenario social en el cual vamos a ser vistos; En este ambiente somos juzgados por quienes lo conforman y cuando no encajamos entre los parámetros que ese sector del círculo social ha establecido, nos sentimos rechazados. Así también, debemos considerar que la moda en numerosos casos se muestra como una representación de desarrollo social, es decir, mientras mas rápido la asimilamos, más creemos que nos diferenciaremos de otras clases sociales; no queremos usar modas caducas porque eso nos hace menos ante la sociedad (95). Los adolescentes colegiales se ven completamente identificados con esta hipótesis, pues ellos se encuentran diariamente lidiando con esta realidad en la que intentan sobresalir y al mismo tiempo ser “fashion” usando accesorios que ellos están concientes que son vistos como accesorios costosos: iPods, ropa de diferentes marcas que están “in”, gafas, celulares, y en general cualquier artículo que se vende a sí mismo por la marca que representa.Dentro del mundo de la moda podemos mencionar varias subculturas y todos somos conscientes de que estas subculturas no pueden faltar en el mundo colegial. Como gran ejemplo podemos mencionar a la subcultura conformada por las conocidas ”fresitas”; chicas que se peinan igual, usan binchas, pulseras, bufandas, mochilas, etc. del mismo color o del mismo modelo; utilizan accesorios que les distinguen como miembros de este grupo y son chicas para quienes la belleza está sobre todas las cosas, sin importar que les toque usar un uniforme. “O sea”, su manera de hablar debe ser “full bien” vista por los que las rodean “cachas?”. Las “fresitas” siempre quieren proyectar “excitante progreso” (Cifuentes, 16) ante una civilización desarrollada, mientras son pioneras en lucir una moda proveniente del extranjero, que les da un toque de superioridad, “mas a menudo, cuando se deja caer una palabra o una frase extranjera en la conversación, no se pretende proclamar la procedencia de quien la lleva o su devoción hacia otro país, sino indica sofisticación” (Lurie, 26). Si analizamos de esta manera cada uno de los grupos, podemos deducir que cada subcultura tiene sus modos de sentirse “fashion”, y los accesorios que emplean los distintos grupos son un elemento indispensable que les permite a los jóvenes convertirse en un icono de la moda. Los chicos buscan proyectar una imagen diferente, pero en realidad siguen patrones establecidos de acuerdo al grupo con el que se ven mayormente identificados.
En conclusión, sabemos que los chicos hablan de una moda que les permite diferenciarse, pero nos damos cuenta de que ellos simplemente están adaptándose a los patrones que la moda ha implantado y eso es lo que en realidad ocurre con todos los miembros de la sociedad. El uso de un uniforme se ve directamente relacionado con lo que les espera a los adolescentes en el futuro; un mundo en el que siempre van a existir reglas, pero su modo de agregarle accesorios a su uniforme y hacerlo “fashion” es la mejor manera que ellos han encontrado para exteriorizar el ideal de libertad que todos tenemos. “La indumentaria es libertad de expresión y uno de los privilegios, si no siempre uno de los placeres de un mundo libre” (Lurie, 54).
Nadie se queda atrás; podemos empezar mencionando a las chicas fashion de RBD que usan uniformes super nice, hasta llegar a las animaciones japonesas y chinas como Sakura donde los uniformes son un elemento súper atractivo para el sexo opuesto.
Este proceso de cambio entre el código de usar un uniforme y convertirlo en algo fashion, es un proceso del que los adolescentes no logran escapar. Como podemos deducir según todo el proceso de investigación, a pesar de que los colegiales pretenden diferenciarse, los métodos que aplican ya han sido establecidos y gracias a esto siempre terminan perteneciendo a un grupo específico.
miércoles, 6 de mayo de 2009
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